El verano es una época ideal para fomentar la lectura en niños y jóvenes, ofreciendo un ambiente relajado y alejado de las obligaciones escolares. Durante las vacaciones, leer puede convertirse en una experiencia placentera que estimule la curiosidad, la imaginación y el amor por el aprendizaje. Además, es un momento perfecto para que las familias compartan lecturas y descubran juntos nuevos mundos a través de los libros.
Incorporar la lectura en las vacaciones mantiene activa la mente de los más pequeños y ayuda a evitar el “retroceso educativo”, fenómeno en el que los niños olvidan parte de lo aprendido durante el año escolar. Leer refuerza habilidades como la comprensión lectora, amplía el vocabulario y fomenta la reflexión, la empatía y la creatividad, aspectos esenciales para su desarrollo personal y académico.
Elegir libros atractivos y adecuados a la edad e intereses de los niños es clave, mientras los pequeños disfrutan de historias con ilustraciones llamativas, los mayores pueden preferir novelas más extensas o textos informativos sobre temas que despierten su curiosidad. Las bibliotecas y librerías, son excelentes recursos para incentivar este hábito, haciendo de la lectura una experiencia entretenida y accesible incluso en vacaciones.
Además de enriquecer su aprendizaje, la lectura en vacaciones puede convertirse en una actividad flexible y adaptable a cualquier lugar. Desde un día en la playa hasta una tarde en casa, los libros son compañeros ideales que transforman el tiempo libre en una experiencia de descubrimiento y diversión. Integrar la lectura como parte del descanso asegura que los niños encuentren oportunidades para explorar nuevas ideas y expandir su mundo, incluso fuera del aula.
